martes, febrero 28, 2012

Para tener una buena memoria es indispensable utilizar la imaginación

(Artículo original de las Revista Semana)

clip_image002Foer, el memorioso

Joshua Foer está de gira por Estados Unidos para presentar su libro ‘Moonwalking with Einstein’, en el que prueba que no es necesario ser un genio para tener una memoria prodigiosa.

EXPERIMENTO. Un nuevo libro cuenta la historia de cómo un periodista gringo pasó de ser un tipo olvidadizo a memorizar en un minuto y medio el orden de una baraja de naipes.

 

Por encargo de la revista digital Slate, Joshua Foer, un joven periodista de Washington, viajó a Nueva York en 2005 para cubrir el Campeonato de Memoria de Estados Unidos. Anualmente el evento congrega a cientos de personas de todos los rincones del país con un solo propósito: descubrir quién es capaz de grabarse en el menor tiempo posible el apellido de docenas de extraños, miles de números al azar, poemas enteros y el orden de barajas de naipes. En esa oportunidad se llevó el trofeo Ram Kolli, un analista financiero de 25 años. Pero más allá de lo "extraño" que podía resultar el certamen, a Foer le pareció muy raro que ninguno de los participantes admitiera que tenía un "don sobrenatural". En lugar de eso decían que el secreto para tener una memoria prodigiosa estaba en disciplinar el cerebro. En pocas palabras, no era necesario ser un genio para concursar.

Incrédulo, Foer decidió poner a prueba sus capacidades y durante un año se sometió a una serie de ejercicios para mejorar su memoria. El resultado del experimento es Moonwalking with Einstein, un libro publicado hace pocos días en el que cuenta paso a paso cómo logró convertirse en el campeón nacional de memoria de 2006. El muchacho, por entonces de 23 años, recibió un adelanto de 1,2 millones de dólares por el texto y le ofrecieron hacer una película. A finales de febrero pasado la revista dominical del diario The New York Times publicó algunos apartes de la obra y hoy, cuando apenas han transcurrido unas semanas desde su lanzamiento, está entre las más vendidas de Amazon.com.


Foer se considera un tipo común que antes de adquirir una "supermemoria"
administraba una página en Internet que recomienda destinos raros para viajar. "En el mejor de los casos tenía una memoria promedio -escribe en el libro-. Entre las cosas que olvidaba con frecuencia: dónde ponía las llaves de mi carro; la comida en el horno; el cumpleaños de ni novia; nuestro aniversario; el día de San Valentín; limpiar la entrada de la casa de mis papás; el número de celular de mis amigos; por qué abrí la puerta de la nevera; cargar mi teléfono; bajar la tapa del inodoro...". Un inventario de fechas y tareas elementales que cualquier persona descuida sin darse cuenta.

Fue gracias a Ed Cooke, un británico capaz de recitar de memoria un poema de 10.000 versos, que Foer aprendió las técnicas para aprovechar al máximo el potencial de su mente. La idea de la que partió es que el cerebro humano recuerda mejor imágenes y lugares que conceptos abstractos. El truco consiste en reemplazar cosas aburridas por imágenes coloridas y chistosas, de modo que sean difíciles de olvidar. Pero para que el método sea aún más efectivo es necesario crear una especie de "edificio mental" donde ubicar los objetos. Si se trata de memorizar una lista de mercado basta con imaginar, por ejemplo, a la modelo alemana Claudia Schiffer nadando en queso ricota en una piscina.

Para lograrlo, el reportero tuvo que escoger y visitar lugares conocidos donde "alojaría" las cosas que pretendía memorizar. Luego, tomó la costumbre de sentarse cada mañana frente a su escritorio durante diez o quince minutos para aprenderse un poema o una lista de nombres de un anuario. Con el tiempo, lo que empezó como un ejercicio periodístico se convirtió en una obsesión. En lugar de llevar el diario para leer en el metro, Foer aprovechaba el recorrido para retener el orden de una baraja de cartas. Cuando caminaba por su barrio se grababa las placas de los carros y en el supermercado hacía lo mismo con la lista de compras y las etiquetas de los productos.

El entrenamiento iba bien hasta que un día sintió que se había estancado. "No importaba cuánto practicara, no podía memorizar una carta en menos de diez segundos", explica en el libro. La razón es que su mente estaba cómoda en ese punto y por eso no se esforzaba más. Pero Foer, en vez de dejar tirado el experimento, trató de encontrar sus fallas y corregirlas. Pocos meses después logró llegar a la final del Campeonato de Memoria de Estados Unidos y enfrentarse a cientos de "atletas mentales" de todo el país. Compró unas orejeras, unos tapones y unas gafas de esquí que pintó de negro para estar lo más concentrado posible. Su principal contrincante era el campeón vigente, Ram Kolli, de quien había escrito para Slate. Luego de memorizar nombres, números y versos inéditos, la prueba que definiría al vencedor consistía en recordar el orden de una baraja. Foer entonces asoció cada carta con una imagen sin sentido. Una de ellas era Albert Einstein bailando como Michael Jackson, con mocasines y guantes de diamantes. De ahí fue de donde salió el título del libro, que en español sería algo así como El baile lunar de Einstein.

Le tomó un minuto y 40 segundos memorizar los naipes. "Reconocí de inmediato que no solo era el mejor tiempo desde que había empezado mis prácticas, sino que acababa de romper el récord nacional, que estaba en un minuto y 55 segundos", relata Foer. Esa vez fue él quien se llevó el primer puesto, por lo que más tarde tuvo que representar a Estados Unidos en el Campeonato Mundial de Mnemotecnia. No ganó, pero le enseñó a prestarle más atención al mundo que lo rodea. Y, sobre todo, ya no necesita tener una libreta a la mano para anotar los teléfonos de sus amigos ni escribir en un Post-it el cumpleaños de su novia.

Qué me pasa que estoy olvidando algunas de las “acciones cotidianas”?

 

Le sucede que, cuando sale de su casa o apartamento, no tiene seguridad si cerró el gas de la estufa, si apagó la luz de la alcoba principal, si cerró la puerta del garaje con el control remoto?

Causas generales: Normalmente este tipo de olvidos se dan en acciones "sobre-aprendidas" es decir, muy repetidas y por lo tanto muy automatizadas. Démonos cuenta cómo, en más del 90% de las veces, cuando se acude a comprobar si se realizó la acción o no, normalmente se hizo de forma correcta.

Este tipo de memoria implícita, por economía, la automatiza nuestro cerebro y sus consecuencias son múltiples:

- Un menor gasto o uso de la atención y de la Memoria de Trabajo.

- Mayor posibilidad de uso de la memoria de trabajo para otra actividad mientras se realiza la acción. (Ensimismamiento).

- Menor recuerdo de haber realizado la acción, al realizarla sin apenas atención.

Hay que apuntar también que en la base de esta conducta de comprobación puede existir un Trastorno de Ansiedad, puesto que en muchas ocasiones, ciertas personas que comprueban de forma repetida si realizaron alguna acción, lo hacen 2, 3 y más veces, sólo por si ocurre algo malo. (gas, puerta, luz…). Es decir es un mecanismo de "escape" y "evitación" de la sintomatología fisiológica de la ansiedad que produce el pensamiento: ¿Habré cerrado el gas?

Los olvidos respecto a la toma o no de una medicación, tan usual, responde al mismo mecanismo, en cuanto que es también una conducta excesivamente repetida.

La pérdida de objetos de uso frecuente, como gafas, o monedero, tienen también su causa en esa falta de atención por la automatización de ciertas acciones. La conducta motora de quitarse las gafas, puede ser realizada sin prestarle atención y, realizando además cualquier otra actividad o pensamiento. Si coincide que nos las hemos quitado donde siempre, estupendo; el problema viene cuando no somos muy ordenados o cambiamos el lugar. Sin embargo hay que apuntar que, tanto si las dejamos en su sitio como en otro, seguramente, no recordemos en ninguno de los dos casos la conducta de haberlas dejado en ese lugar.

No recordar algo que acaba de leer, tener que volver al principio de la página de un libro o de un artículo de prensa, obedece a la misma causa general. Nuevamente diremos que la lectura, por compleja que resulte frente a las otras conductas mencionadas, también es un proceso que llega a un alto grado de automatización, sin embargo, en esta actividad, como en las anteriores, sin la atención debida no hay memoria

¿Qué había venido yo a buscar aquí? También la memoria de trabajo falla y, con la edad, más (sin tener que padecer necesariamente ninguna enfermedad). Podemos encontrarnos frente a un armario abierto y, con esa cara que se nos pone, preguntarnos ¿qué venía yo a buscar aquí?. Normalmente, esta memoria de trabajo, de capacidad limitada, puede ser absorbida por otros contenidos mentales, que eliminarán de forma provisional el contenido anterior. De todos es sabido que la memoria es dependiente del contexto, esto es, ayuda en el recuerdo volver al lugar donde se generó el pensamiento o donde la información se almacenó. Al igual que estos olvidos mencionados, existen muchos más en los que la causa no es una "mala memoria", sino que son problemas de déficits atencionales, paso previo y necesario al proceso de memorización.

La mejor forma de paliar o minimizar este tipo de olvidos resulta evidente; si la causa del problema reside en la falta de atención, resultará conveniente aumentarla en esas acciones tan automatizadas, así como prevenir o eliminar la conducta de comprobación.

lunes, febrero 20, 2012

Los mitos de la edad mediana.

En: Revista Semana, sábado 18 de febrero de 2012.

 

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PSICOLOGÍA. Un libro basado en investigaciones sobre lo que sucede al cerebro entre los 40 y 64 años revela que esta etapa no es el principio del fin, sino el momento estelar de la vida.

Acomienzos del año una investigación publicada en el British Medical Journal llamó la atención de los medios del mundo. Los investigadores que condujeron el estudio afirmaban que a los 45 años comenzaba el declive cognitivo de las personas. Y una de las primeras en responder a este trabajo fue Patricia Cohen, quien explicó que si bien es cierto que habilidades como la memoria y el razonamiento se van perdiendo con la edad, en esa etapa otras herramientas de la inteligencia mejoran, a tal punto que se considera que este podría ser el mejor momento en el ciclo de vida de los humanos. Cohen es una autoridad en lo que sucede a partir de los 45 años: periodista cultural que trabaja desde hace 13 años en el diario The New York Times, escribió un reciente libro titulado In our prime: The Invention of Middle Age, en el cual comparte el resultado de una investigación exhaustiva de cinco años sobre esta etapa, el meridiano de la existencia, el momento en el cual lo que se ha vivido es igual a lo que queda antes de la muerte. En palabras más simples, la mitad de la vida.

Aunque establecer cuándo comienza y cuándo termina es difícil, pues la industria farmacéutica tiene un rango, el gobierno otro, y los individuos su propia versión, ella dice que la mediana edad fluctúa entre los 40 y los 64 años. "Es la tierra del nunca jamás -dice-, porque al principio nadie quiere estar ahí pero luego nadie quiere salir".

La periodista visitó expertos en todos los campos y repasó los más recientes estudios sobre el tema. Uno de ellos, el Manhattan Project of Middle Age, es la iniciativa científica más importante para conocer de cerca esta etapa de la vida a la que se le había dado poca atención, a pesar de ser el segmento más largo de la existencia.

Para su sorpresa encontró que esta fase está llena de mitos. Por ejemplo, no encontró evidencia de la llamada crisis de la edad mediana, tal vez el rasgo más comentado sobre este momento de la vida. Tampoco halló rastros del síndrome del nido vacío ni de la menopausia masculina. Por el contrario, encontró que la gente en este momento se debate entre dos grandes tensiones: por un lado, la noción de que se está entrando al horario triple A de la vida y, por el otro, la presión social por seguir siendo jóvenes.

Cohen encontró que esta etapa es un invento cultural moderno y hace 150 años no existía. Se empezó a hablar de edad mediana no porque la humanidad comenzó a vivir más tiempo sino porque las mujeres empezaron a tener menos hijos. De siete u ocho retoños pasaron a solo tres, y estos, para cuando ellas tenían 40 o 45 años, ya habían salido del hogar. "Esto creó un nuevo episodio en sus vidas aparte de criar niños", dice Cohen en su libro.

También encontró estudios que confirman que el cerebro de las personas en esta etapa es capaz de suprimir las emociones negativas y concentrarse en las positivas. Según algunas teorías, esto sucede porque a medida que pasan los años las personas le dan más importancia a mantener su bienestar. "Para cuando llegan a los 40 años, la gente ya ha tenido su dosis de experiencia, ha aprendido a lidiar con peleas en la oficina, con la cancelación de un vuelo, con un tobillo roto, un papá gruñón, una multa de tránsito o la pérdida del celular. Estas experiencias están impresas en la masa de células cerebrales que crean caminos neuronales y catalogan las respuestas que luego el individuo saca en la medida en que las necesita", señala Cohen.

Investigadores de la Universidad de Toronto encontraron recientemente que no es cierto, como se había dicho, que el cerebro pierde neuronas con la edad. Según reporta Cohen, sucede todo lo contrario, pues la materia blanca, esos nódulos de nervios transmisores que están cubiertos por una molécula grasa llamada mielina, sigue creciendo durante esta etapa, como si se tratara de una reserva.
Otros trabajos científicos muestran que la gente en esta etapa es más feliz que los más jóvenes, pues se siente más competente y en control de su vida. También son menos neuróticos y tienen mayor capacidad de reflexión y flexibilidad. Además de todo lo anterior, que se traduce en un enorme poder social, disponen de un gran músculo económico. Al menos en Estados Unidos, la gente entre 55 y 64 años, que son 35 millones de estadounidenses, gastan al año 1,5 billones de dólares al año en carros de lujo, viajes, arreglos de sus casas, cosméticos y productos de belleza.
Y entonces, si tienen el sol en la espalda, ¿por qué la gente en esta fase de la vida siente tanta ansiedad? Cohen señala que la culpa es de la sociedad de consumo, que ha sabido explotar el miedo de estas personas para vender más. Uno de los ejemplos que expone es la disminución de la libido, una condición que, según ella, se debe más al estrés y las tensiones que a una falla hormonal. "Se sigue hablando del desorden de deseo sexual en las mujeres y la menopausia masculina sin que haya una investigación que soporte estos problemas. Pero detrás hay un negocio lucrativo de suplementos de testosterona".

La otra fuente de tensión son las arrugas, las canas y los cuerpos delgados. Las mujeres a los cincuenta se pintan el pelo, se someten a tratamientos de Botox y cirugías estéticas, y, lo más grave, dejan de comer para no aumentar de peso. "Por eso hay una epidemia de anorexia en mujeres de edad mediana, un problema que no existía hace unos años".
Ella llama a esto el "complejo industrial de la mediana edad", una red de intereses que promueve productos y procedimientos para remediar las supuestas aflicciones que se asocian a este momento. Para solo hablar de las canas, que son un estigma para las mujeres, Cohen dice que en 1950, antes de que la empresa Clairol empezara su campaña agresiva para vender tintes para el pelo, solo 7 por ciento de las mujeres se lo teñía. Hoy esa cifra ha aumentado a 75 por ciento.
El mensaje de la autora, por lo tanto, es tener en cuenta que la mediana edad es una ficción cultural que cada cual debe vivir según su experiencia y no basado en reglas impuestas por otros. Es difícil para muchas mujeres de hoy vivir esta fase de la vida a los 40 años, cuando apenas están empezando la crianza, y por eso ella afirma que la edad mediana "depende más del viaje personal que de un número". La otra idea importante que deja el texto es disfrutar ese momento sin la tensión negativa que la sociedad de consumo quiere generarles a estas personas. Como ella dice: "la edad mediana puede traer pasiones no descubiertas, satisfacciones profundas, creatividad renovada y posibilidades extravagantes".

Siete mitos que se derrumban sobre esta etapa.

1) La crisis de la mediana edad: Según Cohen, es una ficción. La gente de 20 y 30 años es más propensa a sufrir crisis que los de 40 y 50, grupo poblacional que solo registra 10 por ciento de estos casos.

2) El síndrome del nido vacío: No existe evidencia de que los padres se depriman con la transición de la crianza a la ausencia de los hijos. Al contrario, la mayoría se enorgullece porque los esfuerzos valieron la pena y ellos están en el camino correcto para cumplir sus propias metas.
3) La esposa trofeo: Los hombres no abandonan a sus esposas a esta edad por una más joven, como lo señala el estereotipo. La mayoría de los matrimonios se termina a los ocho años de convivencia. Lo que pasa es que muchas de las segundas uniones se terminan cuando sus miembros tienen 50 años, lo cual coincide con la comezón de los ocho años.
4) La menopausia es lo peor: Según los estudios que encontró Cohen, el 62 por ciento de las mujeres siente un gran alivio de no tener más la menstruación. Apenas el 2 por ciento la añora.
5) La muerte de la libido: El bajo deseo sexual, la depresión y la poca energía, según Cohen, son más producto del estrés y de mala alimentación o pereza que de una baja en los niveles hormonales.
6) La felicidad disminuye: La mayoría cree que el índice de felicidad baja a medida que se acerca la muerte. Cohen encontró todo lo contrario. La felicidad va aumentando con los años porque la gente se concentra en las cosas positivas.

7) La salud se acaba: A esta edad todavía se puede hacer mucho para corregir hábitos de salud que ayudarán a vivir más y mejor.

lunes, febrero 13, 2012

Algunos fallos de la memoria

Del mismo que ni la vista es tan nítida como en el pasado, ni el oído tan agudo, los procesos de acceso a la memoria que efectúa nuestro cerebro empeoran a medida que se envejece. La pérdida de memoria relacionada con la edad no es una patología, sino el resultado de cambios normales, tanto en la estructura como en el funcionamiento del cerebro, asociados al envejecimiento. Estos cambios afectan la capacidad de concentración, la rapidez en el procesamiento de la información, la eficacia con que se almacenan los recuerdos y la facilidad con que se accede a ellos. Estos efectos son particularmente apreciables a partir de los 50 años.

Aunque parezcan malas noticias, en realidad no lo son. Por una razón muy concreta: la pérdida de memoria debida únicamente al proceso de envejecimiento es relativamente menor. Los problemas de la memoria relacionados con la edad no son ni tan graves ni tan frecuentes como para que interfieran de manera significativa con la capacidad d para realizar labores de la vida diaria, en el trabajo o en la casa. Lo que es más importante aún, se pueden prevenir la mayor parte de estos problemas con la ayuda de métodos para mejorar la capacidad de concentración, memorizar de una forma más eficaz. Estos métodos han funcionados en las personas que realizan el curso “Neuróbicos: mantenimiento de la memoria en personas adultas”.

domingo, febrero 12, 2012

CómoRecordar el nombre de las personas.

Si conoces una nueva persona y deseas memorizar su nombre, sigue una técnica sencilla de varios pasos:
1. Oye con atención el nombre. Si no lo escuchas claramente, si estás distraído pensando en otras cosas, la memoria no puede funcionar, porque no se da la fase de REGISTRO de la información. Para facilitarte este paso, puedes escribir imaginariamente el nombre sobre la frente de la persona, o repítelo mentalmente varias veces.

2. Utiliza la ley de la ASOCIACIÓN. Si la persona, por ejemplo, se llama "Sofía" tiene varias alternativas de asociación. Asocia el nuevo nombre a alguien bien conocido que tenga también en nombre de Sofía; imaginartela como una persona muy sabia, porque sofía en griego es sabiduría; la puedes ver como la doble de la Vergara, en la alfombra roja..

3. Encuentra un rasgo físico destacada en su cara. Cuando te encuentres con la persona recientemente conocida, lo que observas es el rostro, y este rostro debe traerte a la memoria el nombre. Por eso busca un rasgo saliente en la nueva cara, como nariz grande, ojos azules, nariz respingada, labios gruesos, orejas amplias. Por eso cuando te la presenten mírala con detalle, si estás mirando para otro lado no podrás observar el dato interesante que se grabe en la memoria. Mientras más detallista sea tu observación, más fácilmente quedará guardada en la memoria.

4. El paso más importante: unir el rasgo físico característico de la persona, con el nombre. Esta es una asociación individual, única para cada quien. En el caso de Sofía, de labios gruesos y boca grande, te formarás una imagen que a ella le encanta la comida "sofrita". El asunto funciona así: te encuentras con ella; identificas sus labios y su boca; asociaas que le gusta la comida sofrita; y luego recuerdas que se llama Sofía.

Y recuerda: es cuestión de práctica.

Un entusiasta grupo de CEFF participantes en el curso sobre "Neuróbicos, mantenimiento de la memoria", en las instalacionhes del Centro Comercial  El Tesoro".
El entrenamiento neuróbico implica el enriquecimiento de los sentidos. Aquí una de las participantes al curso "suprime" el sentido de la visión, para interpretar el mundo de las experiencia utilizando otros sentidos. Es decir, esta experiencia le amplía la red neuronal, que soporta todos los procesos congnitivos, incluída la memoria.

Los Centros de Formación Familiar -CEFF-, de Medellín, Colombia, organizaron  varios cursos sobre "Neuróbicos: mantenimiento de la memoria en personas adultas". La experiencia fue muy enriquecedora. Para el año 2012 se realizarán más cursos, incluyendo el nivel avanzado.

Mantener un buen programa de entrenamiento de la memoria, evita que con el paso de los años se vaya deteriorando. Los años afectan el funcionamiento de nuestra mente, por las siguientes razones: